Sin mencionarse nada más que en el título, el leimotiv del viaje está en el subsuelo de esta escritura atormentada. A veces es un viaje que no va más allá del mismo hombre, de su propio corazón, o de los mares de su casa, como otro Ulises de mares interiores.
Negros, emponzoñados, inmóviles.
Paisajes humanos desolados en cuyo cielo hay un solo vuelo: el de un negro cuervo. Acaso soñado o herencia histórica del hombre. La nave del viaje no es otra que el cuerpo, navegando toda la vida por sí mismo, sin otra salida. ¿Sin ninguna otra salida?. O con la salida de la muerte. Alude a las verdades eternas, a vuelos ontológicos.
Ingrediente humano es, asimismo, el tiempo: preocupación de filósofos y artistas. El hombre: criatura hecha de tiempo y corazón desoído. ¿Como si fuera inútil la recurrencia del amor?, que también se lleva el tiempo, porque el amor también envejece, incluso en un minuto."El dedo minucioso del tiempo me da en el corazón" ¿El amor es el único viaje verdadero, el único destino? Aún cuando sus partículas de eternidad no sean reconocidas jamás.
El destino del poeta: escribir. Esperar una voz o comprender que la vida es una espera de algo que no llega nunca, como los personajes de Esperando a Godot, de Beckett. Conciencia del tiempo, deseo de destruirlo.
Certeza de que solo el amor nos acompaña. ¿Es la única cucharada de eternidad o precipitación de la fugacidad del tiempo?
Ulises con sirenas ajadas, como si la belleza, que es la verdadera perturbación del hombre, empezara por su deterioro. O como si el navegante llegara un instante después del esplendor. "Ristras de senos ajados"..."Apura la pena despellejada del amor". El transcurso del hombre, el envejecimiento del fulgor de la carne. La soledad en medio del instante de la única hermosura. "Dos pumas de la cola del amor. Cubránlas". Con síntesis poderosas alude a la carga, a los lastres del amor, a sus peores ataduras, a las viejas morales acumuladas como el Perro Andaluz, por siglos contra ese solo minuto de libertad.
El Ulises de Fabián Guerrero Obando hace un recuento del mundo y de su historia inicua: pequeño apocalipsis detenido en el ojo humano. Porque esta poesía historia la humanidad y los muchos hombres hombres que es el hombre. "Hachas hurgando la carne.Los ruidos de la muerte. El bosque humano, talado. Persistente en la "carne moribunda, húmeda/tesoro del asesino" En el buitre humano de siempre y de este instante atroz, cuando la destrucción de los cuerpos solo es noticia mediática; nada más. Pero el poeta, como John Donne, nos hace a todos cómplices de cada muerte. De cada muerto.
El viaje es así, una suma terriblemente dramática, mejor dicho trágica. Al estilo de los grandes griegos como Sófocles. Una poesía enorme.